Alumno: José Luis Manzanares, grupo 4-4.
Capitulo: La transformación de los valores en precios.
Dividamos la industria en tres ramas principales:
La rama I produce medios de producción
La rama II, artículos de consumo para los obreros.
La rama III, artículos de consumo para los capitalistas.
Los capitalistas todos querrían dedicarse a la producción de salario, a fin de participar de la tasa de ganancia más alta que ella ofrece. Una situación de equilibrio debe caracterizarse por la igualdad en las tasas de ganancia rendidas por todas las industrias del sistema. Marx lo expreso vigorosamente al escribir que “no hay duda de que, aparte distinciones accidentales, no esenciales, y mutuamente compensatorias, una diferencia en la tasa media de la ganancia de las diversas líneas de industria no existe en realidad y no podría existir sin derogar todo el sistema de producción capitalista.
Bortkiewicz, desarrollo este teorema sobre la tasa de la ganancia en dos direcciones. En primer lugar, la consideraba como un apoyo concluyente a la opinión marxista de que las ganancias constituyen una sustracción del producto del trabajo. A este respecto Bortkiewicz sustituyo el termino de Marx, “teoría de la explotación por la expresión neutral” teoría de la deducción” , a la luz de este teorema: Debiera de ser completamente claro que la causa de al ganancia como tal debe buscarse en la relación del salario, y no en la fuerza productiva del capital. Si se tratara de esta fuerza, sería inexplicable por qué ciertas ramas de la producción están excluidas de toda influencia sobre el nivel de las ganancias.
Marx, estaba interesado en la macroscopia económica: El ingreso total, su división entre las principales clases sociales y la forma en que estas cantidades totales operan en el curso del desarrollo capitalista. De acuerdo con su método, la producción total, la plusvalía total, los salarios totales, la tasa de la plusvalía y la tasa de la ganancia, permanecen todos inalterados ante la transición de los términos de precio. Además, las fuerzas puestas en movimiento por el capitalista en su incansable persecución de ingresos y riquezas acrecentados, operan con el mismo vigor y con exactamente los mismos vastos efectos ya se trate de un sistema de cálculo del valor o de un sistema de cálculo del precio.
Hay, sin embargo, una razón de peso para creer que esta sería una opinión equivocada. La producción total social íntegra es producto del trabajo humano. En las condiciones capitalistas, una parte de esta producción total social, se la apropia el grupo de la comunidad que posee los medios de producción. Este no es un juicio moral, sino un método de describir la relación económica realmente básica entre los grupos sociales. Encuentra su formulación teórica entre la teoría de la plusvalía. Mientras conservamos el cálculo del valor, no podrá velarse el origen y la naturaleza de las ganancias como una deducción del producto del trabajo social total. El cálculo del valor, en resumen, hace posible observar, bajo los fenómenos superficiales del dinero y las mercancías, las relaciones subyacentes entre los hombres y las clases.
Es quizás significativo que los teóricos modernos hayan abandonado en gran parte el intento de explicar el origen de la ganancia y se limiten ahora a analizar los cambios en el nivel de la ganancia y la división de ésta entre los empresarios y accionistas. Ésta actitud afecta no solo el sistema económico en que vivimos, sino también nuestra selección de los instrumentos teóricos con que procuramos comprenderlos. Es esta circunstancia, la que da la discusión sobre el cálculo del precio “versus” cálculo del valor su verdadera importancia. Marx y los economistas clásicos concluyen que la ganancia sólo puede ser entendida como una deducción del producto combinado total del trabajo social, no hay manera de pasar por alto el cálculo del valor y la teoría del valor-trabajo en que se basa.
Capítulo: Crisis y depresiones.
Marx nunca perdió de vista el problema de la crisis. En” El capital” terminaba con una nota:
El movimiento contradictorio de la sociedad capitalista impresiona al burgués práctico del modo más notable en los cambios de ciclo periódico que la industria moderna recorre y cuyo punto culminante es la crisis general.
El problema de la crisis aparece reaparece sin cesar. Las crisis son fenómenos extraordinariamente complicados. Una gran variedad de fuerzas económicas les da fuerza en mayor o menor medida. Como Marx lo expreso, la crisis real puede explicarse sólo por el movimiento real de la producción capitalista, de la competencia y del crédito.
La diferencia de conducta y de motivos entre el capitalista y el obrero no tiene, por supuesto, nada que ver con la “naturaleza humana”. Proviene de la diferencia y circunstancias objetivas diferentes en que cada uno está colocado.
Ahora bien, en lo que concierne a la posibilidad formal de la crisis, no hay diferencia entre la producción simple de mercancías y el capitalismo. Cualquier interrupción en el proceso de la circulación, cualquier retención del poder de compra respecto del mercado, puede iniciar una contracción en el proceso de la circulación, que dará origen al fenómeno de la sobreproducción y que pronto se reflejara en un descenso de la producción misma.
Marx dice: Nunca debe olvidarse que en el caso de la producción capitalista no se trata directamente del valor de uso, sino del valor de cambio, y más particularmente del aumento de la plusvalía. Éste es el motivo impulsor de la producción capitalista… y la convierte en un sistema de producción al que atañe el consumo inmediato de los productores.
Es importante advertir la diferencia entre la crisis relacionadas con la tendencia descendente de la tasa de la ganancia y la crisis de la realización. El capitalista práctico, probablemente no verá ninguna diferencia (sólo mira el lucro). Los dos tipos de crisis plantean problemas diversos. En un caso tenemos que ver con movimientos en la tasa de plusvalía y en la composición del capital, quedando intacto el sistema de valor; en el otro, tenemos que ver con fuerzas todavía no específicas que tiende a crear un déficit general en la demanda efectiva de mercancías, en el sentido de que la demanda sea insuficiente para comprar todas las mercancías ofrecidas, sino de que es insuficiente para comprarlas todas con una tasa de la ganancia satisfactoria. El punto de partida de la crisis en ambos casos, es un descenso de la tasa de la ganancia, aunque el análisis de uno y de otro sea diferente.